lunes, 18 de abril de 2011

capitulo 8



He vuelto después de tanto tiempo. Perdón por este gran retraso,
No puedo justificar el abandono de fic por tanto tiempo, pero si puedo afirmar que
Pienso seguir escribiendo. Después de 10 meses si publicar nada, he vuelto con el capítulo más largo
Que he escrito.
No pienso prometer nada, ya que cada vez que lo hago no lo cumplo.
Tratare de escribir más frecuentemente.
Por último; decir que cambie mi forma de escribir. Ahora escribo a modo de libro, y no a modo guion,
Obviamente si a ustedes les gustaba de la otra forma, díganmela y volveré a escribir como antes.

Saludos y espero que les guste.

Maxi 2 daumen hoch










Capitulo 8: Un Corazón noble

Amanece en Belladona. A un mes de la llegada del verano, las personas de la parte humilde de la cuidad se embarcan en un viaje que los llevara a cada uno de los cuatro condados que hay en el continente de Sur.
Se creía que los continentes, hace mucho tiempo, eran uno y que un seísmo los separo. La gente cree que los otros tres continentes salieron de la parte central. Nadie se explica el origen de "las Montañas de Shiva", porque, aun siendo el continente del sur, el condado al norte de Belladona es un lugar cubierto por capas de nieve y hielo.
Los condados están separados de la ciudad imperial por mar, para llegar de un condado a otro hay que hacerlo por barco volado o de mar, o cruzar a pie "El Camino de La Diosa", cosa que suelen hacer los mercaderes o los bandidos. Las personas que Belladona envía a trabajar recurren al Camino para ir al condado del este u oeste, mientras que para ir al norte o al sur utilizan el barco convencional.

Los meses de verano son la temporada de cosecha; en el norte, el frío sube un poco su temperatura y se hace habitable, aunque persiste. Cada condado tiene su producto interior bruto.
En el norte, condado "Snowe" de la familia "Snowe", corren las aguas más puras de toda Lianney, es en los meses de verano cuando la entrada al manantial es accesible.
Al este, en el condado Raphsody de la tía de Luna, Lillith Streignard, abunda la agricultura; un bosque de arboles altísimos hacen de él, un lugar templado.
Al oeste, el condado Savage de la familia Dunmer, es una ciudad rodeada por una inmensa selva, un muro mantiene a salvo las zonas habitadas; aunque se ha visto grupos de nómadas recorriendo la selva o salvando a algún cazador despistado. Aquí se da la crianza de ganado, especies salvajes que dan productos vitales y alimenticios.
Por ultimo, el clima que era de esperar en el sur, el condado de Oasis del conde Tamler Vannahael, un vasto desierto montañoso, en el que abundan incontables minas.
Belladona es la cuidad más grande del continente, es la principal cosmopolita de la moda y el glamour.

Eran ya las nueve de la mañana, Luna y los demás llevaban desde las siete reuniendo el desayuno para los niños.

Refugio de los Huérfanos/ distrito Este,Plaza de los cerezos: 
_. ¡Eh, Paige! Mira lo que la señora Ellen me dio por dar caza a unos ratoncillos— dijo Robb con satisfacción mientras con ambas manos levantaba el botín— un par de garrafas de leche.

_. ¡Qué bien! Con eso tenemos suficiente para todo el día— Comento Paige con alegría— Ahora, con eso y estas dos botellas de leche, tenemos suficiente para alimentarlos a todos.

La siguiente en llegar fue Luna, que traía dos bolsas grandes colgadas en ambos brazos y una olla que parecía caliente por como la sostenía.

_. Buenas, acabo de terminar de ayudar a la pastelera, me pago con estas bolsas de pan y me dio esta olla con dulce de leche— Mientras se acercaba a la mesa para dejarlo todo allí, se giro para mirar a los chicos a los ojos— tenemos que hablar de algo importante...

Antes de hablar se dispusieron a preparar el desayuno para los trece niños que dormían. La verdad es que se acabaron las dos botellas que trajo Paige.
A la hora, los niños se levantaron y para su sorpresa les esperaba un desayuno, para ellos, casi de reyes. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no lloraron, se limitaron a sonreír y dar las gracias por aquel desayuno especial.
Luna los miraba conmovida, era la primera vez que hacia algo por alguien., acostumbrada a que siempre le hicieran todo los demás, se sintió bastante útil y eso la emociono.
Cuando los niños acabaron, ayudaron a limpiar y luego se fueron juntos al templo, donde el párroco les enseñaba matemáticas y todo lo necesario para que no sean ignorantes en el futuro.

Nuestro grupo aprovecho su ausencia para tener una charla importante.

_. Chicos, me prometieron que iban a ayudarme en mi viaje, yo los necesito— dijo Luna con preocupación— yo no sé luchar y me vendría bien gente que sepa de esas cosas.

_. Luna, nos gustaría ir contigo, pero tenemos obligaciones aquí., tenemos que cuidar a los niños, no podemos dejarlos solos— dijo Paige con pena mientras se apoyaba, de espaldas, en una silla—
Pero Jake y Selene dijeron que iba a ir contigo— dijo recordando lo sucedido tres días atrás

_. Pero... Siento que, aunque estuvieron allí, en el castillo, siguen si creerme— dijo Luna mirando para abajo, sintiendo tristeza porque el amor de su vida y su mejor amiga parecían desconfiar de ella— me gustaría que ustedes, que si me creen, me acompañen.

_. ¿Por qué dices que Jake no te cree? Si hasta hace tres días estaban como tontos dándose besitos— dijo Robb recordando los desagradables momentos de amor de la parejita.

_. Tu mismo los has dicho, hasta hace tres días— dijo Luna.

_. Pero Selene dijo que no iba a volver a desconfiar de ti— le recordó Paige.

–. Selene dice cosas que no piensa, me acompañara solo para corroborar que no soy quien digo ser— dijo Luna con un tono que indicaba lo mucho que conocía a Selene— si lo hace lo que querrá es encerrarme al instante.

–. Perdónanos Luna, pero mientras no encontremos la forma de cuidar a los niños y, a la vez, viajar, no podemos hacer nada.

Se hizo un silencio...

Mientras el silencio invadía la habitación, todos miraban hacia distintos lugares. Finalmente, Luna se decidió a romper el silencio

–. Muy bien, como ya dije hace tres días, voy a conseguir, como sea, que ustedes puedan venir conmigo— dijo Luna muy segura de sí misma.

–. ¿Qué piensas hacer?— le pregunto Robb sorprendido

–. Lo primero, conseguir algo de dinero, luego ya veré como me las arreglo

Los chicos la miraron con admiración, rápidamente se preguntaron a ellos mismos porque.

Tras decir eso, Luna se apresuro a salir del refugio, fuera pensó por donde podría empezar y se decanto por ir al gremio de trabajadores.
Cruzo la ciudad buscando el gremio y, al final,
Lo encontró entre el barrio mercantil y el barrio de ocio. Lo observo desde fuera, parecía un lugar fiable así que se decidió y entro.
Dentro había varios tablones con carteles donde ofrecían distinto trabajos en los que se ofrecían unas pagas generosas... y otras miserables.

Mientras observaba, recordó que debía comprarse ropa...seguía vistiendo ese minúsculo traje que Paige le dio, y seguía usando aquellos zapatos de tacón rojos que, en conjunto, le daban un aspecto de buscona.
Mientras miraba los distintos tablones, observo que todos los bien pagados estaban reservados para alguien, así que como el único que no tenia reserva era el primero donde todo estaba muy mal pagado, se sintió muy decepcionada.

–. Todos estos trabajos están muy mal pagados— pensó en voz alta cruzada de brazos mientras taconeaba con un pie en señal de impaciencia— que asco

Se giro para salir de lugar y, al hacerlo, se asusto de la dependienta que estaba detrás suyo, muy pegada, a punto de decir algo.

–. ¡Ah!— alcanzo a lanzar un gritito antes de que la dependienta empezara su discurso...

–. Buenos días, soy Harrieth la de Belladona, soy la dependienta de este salón del gremio de trabajadores, aquí, en "Belladona"— se presento sin apenas moverse o hacer algún gesto— los trabajos mejor pagados están reservados para los miembros del gremio— finalizo con tono de orgullo

–. ¿Y que necesito para ser miembro del gremio?— pregunto Luna con curiosidad después de calmarse

–. En primer lugar debes darnos tus datos personales como tu nombre, tus apellidos, tu edad porque, ante todo, velamos por la seguida de nuestros miembros, podrías sufrir un accidente y de si sabemos quién eres podremos ayudar; también tendrías que decirnos a qué grupo perteneces, cuál es tu medio de transporte, si tienes nave propia, tu experiencia en la exploración y en el campo de batalla, si quieres registrarte sola o con tu grupo, cuantas personas forman tu grupo...— la dependienta seguía hablando sin respirar, pero sin dar señal de faltarle el aire.

Luna la observaba cada vez con más curiosidad...y con más mareo mientras Harrieth le contaba lo que necesitaría para hacerse miembro.

–. Finalmente, para demostrarnos que de verdad quieres formar parte de nuestra familia debes hacer un donativo de 700 Lunares (moneda de Belladona)

–. ¿Y de que me serviría gastarme lo que no tengo en formar parte de tu gremio?— pregunto Luna con desdén–.
Nuestro gremio te ofrecerá una serie de ventajas y desventajas que si irán dando a tu favor a medida que vayas avanzando en el gremio, en primer lugar empezarías por el nivel principiante donde las recompensas no se diferencian mucho de los trabajos para los no-miembros, eso sí, se te dará el carnet de socio y un visado con el que podrás viajar cómodamente sin tener que mostrar los datos de tu nave, también puedes obtener descuentos en algunas tiendas y lugares de ocio. Obviamente todo mejora según subas de nivel como miembro. Nuestro gremio se expande a lo largo y a lo ancho de toda Lianney, en cada ciudad tenemos nuestra propia tienda secreta donde podrás conseguir artefactos rarísimos que datan, incluso, de la era del rey Zeromus...

Luna se impresiono de esto último y miro su muñeca para observar aquel brazalete que, días antes era un guantelete capaz de descuartizar a la más grande de las bestias, ahora tranquilo en su muñeca como si de una joya se tratase. Levanto la cabeza y siguió escuchando a Harrieth que seguía hablando...

–. Por cierto, se me olvido mencionar que, cuantos más trabajos cumplas para alguien, tu popularidad crecerá, de ese modo, al igual que hizo el famoso grupo "Chad y sus chicos" será cada vez más solicitada y empezarás a recibir ofertas muy, muy jugosas. A veces, como principiante, se te indicara que trasmitas ofertas de trabajo a los miembros más prestigiosos del gremio, es en estas misiones donde debes usar tu inteligencia...

–. ¿Por qué?— le corto Luna con curiosidad

–. Porque puedes usarlas a tu favor. Por último, decir que el sueño que nuestro padre siempre tuvo y luego fundo y que nosotras, sus hijas, heredamos será un mensaje que trasmitiremos a nuestros hijos, y estos a los suyos, para que el sueño nunca tenga final ¡VIVA EL GREMIO DE TRABAJADORES!

Un incomodo silencio se hizo, Harrieth se quedo quieta en una postura apuntando, con un dedo, hacia el techo. Luna la observaba atónita, luego miro hacia donde apuntaba con su dedo y se quedo mirando, quieta y con la boca entreabierta, el techo.
A los treinta segundos ambas volvieron a la normalidad, fue entonces cuando Luna, por fin, pudo decir...

–. Lo siento, pero ahora no puedo

Harrieth se la quedo mirando con una grandísima decepción. Se acomodo el pelo, luego la ropa y volvió al mostrador para decir...

–. Tú misma, si alguna vez puedes, búscame, o busca a una de mis otras nueve hermanas.

Mientras decía esto, Luna observo que una mujer entraba en el salón. Harrieth no se había dado cuenta, se metió en un cuarto detrás del mostrador y Luna aprovecho para ver que hacia la mujer y vio que dejaba una cartel en el tablón reservado para los miembros, la mujer aviso a Harrieth, que seguía en el cuarto trasero, de que dejaba una oferta y se marcho.
Luna aprovecho ese momento para coger la nota y se escondió al escuchar que Harrieth se acercaba. Cuando Harrieth salió del cuarto trasero busco la nota pero no la encontró, entonces pensó que tal vez la mujer se había olvidado y como no había nadie en la tienda, volvió al cuarto trasero. Luna salió entonces rápidamente para que no la vieran, al abrir la puerta hizo sonar unas campanas que alertaron a Harrieth, que salió para ver quién era y no vio a nadie.
Luna se alejo del salón del gremio y miro hacia todas partes buscando a la mujer de la nota, pero no la encontró. Se sentó desanimada en el suelo, y entonces se dio cuenta de que la nota tenía dirección.
Más tarde, cruzo la ciudad en busca de la dirección. Sabía que se encontraba en el barrio noble, conocía ese barrio como a la palma de su mano.

Barrio Noble/distrito Norte, Plaza de las Rosas:
Al llegar vio a la mujer que parecía dirigirse a su casa, así que la siguió. Se detuvo en una casa de color melocotón y saco unas llaves de su bolso, entonces Luna acelero el paso.
Cuando la tuvo al alcance se detuvo en seco, al final de la calle se encontraba la plaza...y unos metros más allá estaba su mansión.
Se quedo ahí parada mirando en dirección a la plaza, sintió como su corazón se llenaba de nostalgia al recordar su vida allí; recordó sus cumpleaños, los momentos felices junto a su padre, las fiesta que montaba para celebrar los éxitos de sus dos discos, su reconfortante cama con sus sabanas de suave seda, aquellas duchas en su bañera con esos aceites relajantes... Todo la golpeo en ese instante donde no fue capaz de moverse ni para secarse una lagrima que caía de uno de sus ojos.

La mujer se dio cuenta de su presencia, y vio que en su mano llevaba la nota que había dejado en el salón del gremio. Se acerco a Luna y con un dulce tono le dijo:

–. Hola, ¿vienes por el trabajo?... ¿te encuentras bien?

De pronto Luna volvió en sí y se dio cuenta de que aquella mujer le estaba hablando. Se limpio la lágrima a escondidas y con su mejor sonrisa respondió:

–. Oh, hola, si venia por el trabajo... Y sí, estoy bien— respondió rápidamente.

–. Que bien, recuérdame que le envíe un extra a Harrieth por el rápido envío— dijo con una sonrisa amistosa.

Entonces la cara de luna se torno en seria y la mujer lo noto, así que le pregunto:

–. ¿Sucede algo?

Luna trago saliva, buscando una palabra con la que empezar a contarle todo. Tardo unos segundos en contestarle...

–. Pues... Resulta que... Que...— respiro profundamente y lo escupió— que le robe la nota al gremio...lo hice porque necesito ganarme la vida y alimentar a trece niños, si eso es, y el gremio pide mucho dinero para que una se haga miembro y los trabajos para los no miembros ofrecen una paga miserable. Pero, si la robe, por eso estoy tan nerviosa, es la primera vez que se me ocurre hacer algo así.

Luna no paraba de hablar, la culpa la comía por dentro...aunque ni yo sabría decir si esa culpabilidad era real o una simple actuación.
Cuando por fin dejo de hablar la mujer pudo decir...

–. Tranquila muchacha, no importa si vienes del gremio o no, has venido decidida a trabajar conmigo y eso me basta.

–. *Snirk* ¡Wajajajajajaa-a--a---ja!

Luna no pudo evitar lanzar una de sus carcajadas exagerada, haciendo que la mujer se sobresalte.

–. Uy, usted disculpe pero, no pude evitar reír de felicidad— se disculpo Luna.

Es muy difícil hacer reír a Luna, pero no imposible. Cuando usa sus habilidades interpretativas en la vida diaria, sus víctimas suelen picar y esto le causa tanta gracia que no puede evitar lanzar una de esas carcajadas. Con la práctica logro dominarla, pero de vez en cuando se le escapan en el peor momento posible.

La mujer le abrió las puertas de su casa y Luna, después de varios días, por fin volvió a ver la elegancia de una casa noble.


–. Bienvenida a mi humilde hogar— exclamo la mujer con simpatía.

Se quedo mirando la casa maravillada, era muy elegante y su decoración era preciosa, tenía esculturas y objetos extraños pero elegantes.

–. ¿Te apetece un té?— le ofreció la mujer a Luna, quien la miraba extrañada.

—. Si...bueno, ¿por qué no?— contesto Luna luego.

Mientras esperaba el té, Luna recorría la casa observándolo todo, aquella mujer parecía tener una gran colección de artefactos antiguos; lo miro todo, buscaba similitudes entre todos esos artefactos y su brazalete...o su guantelete...o su espada. Fuese lo que fuese aquella cosa, no se parecía a aquellos artefactos.

–. Y dime, ¿cómo te llamas?— le pregunto con curiosidad la mujer— mi nombre es Lilika Lowhard.

–. Encantada señora Lowhard...

Lilika la interrumpió y le dijo.

–. Oh, por favor llámame Lilika sin más.

–. Lo siento Lilika, decía que me llamo Luna.

–. Oh, un nombre precioso aunque muy poco común. Creo que la otra Luna que conozco es la emperatriz— dijo sonriendo—. ¿Cuántos años tienes?

–. Tengo diecinueve años, aunque dentro de poco cumplo los veinte, en un mes para ser precisa. El día seis.

–. ¿En serio? Juraría que esa fecha me suena...puede que algún conocido mío también los cumpla ese día, déjame ver en el calendario.

La mujer se acerco a un calendario que tenía allí y lo reviso, así que se sorprendió al ver porque le sonaba esa fecha... Era un día festivo, el cumpleaños de la emperatriz.

–. Qué curioso, y dime, tu familia, ¿tienes?

–. Tenía, mi padre murió hace cuatro años y mi madre cuando era pequeña— seguía contestándole Luna sin darse cuenta de que Lilika, de algún modo, sabía las respuestas.

–. Aquí está pasando algo muy raro— dijo Lilika muy seria—. ¿Por qué razón me dices todas esas mentiras?

–. ¿Qué mentiras? Eso no es ninguna mentira...— de pronto cayó en la cuenta de que Lilika se había dado cuenta de que estaba dándole datos de la vida de la "emperatriz"—. Ah, se refiere a eso, bueno si, usted no es la primera persona en percatarse de esas similitudes, y aunque le parezca mentira es cierto. Ambas nos llamamos igual, cumplimos los años el mismo día, perdimos a nuestros padres a la vez; en fin solo me falta añadir que a ambas nos gusta hacer lo mismo.

–. Es algo muy extraño, pero debo admitir que a lo largo de mi vida he visto cosas muy extrañas.

Luna se sintió aliviada al ver que Lilika le creyó esa excusa.

Lilika acababa de preparar el té y ya lo llevaba en una delicada bandeja con dos tazas tan delicadas como la bandeja, y una azucarera igual de delicada; también llevaba un cuenco con galletas y unas cucharas, todo muy delicado. Les sirvió el té, luego puso en su taza y se sentó en la mesa para seguir conversando.

–. ¿Dices, pues, que tienes trece hijos?— le pregunto con tono de incredulidad.

–. ¿Qué? No, hay por la Diosa, no, lo que pasa es que yo y unos amigos estamos cuidando a unos huérfanos. Todas las mañanas, los tres, vamos en busca de algún trabajo donde nos den lo justo para comer ese día.

–. Menos mal, no podía creer que una muchacha de tu edad tuviese tantos hijos.

Luna noto una expresión de tristeza en lo último que dijo.

–. ¿Y tú, tienes hijos?— pregunto Luna curiosa.

Lilika bajo su mirada, respiro profundamente y le devolvió una mirada de confianza.

–. No. No tuve ese placer. Me hubiese encantado.

–. Si no te importa... ¿podría preguntar por qué?— quiso saber Luna

–. Bueno, cuando tenía exactamente tu edad, estaba terminando mi carrera de arqueología y acababa de recibir mi diploma de Biología. Aquella vida me encantaba, me dedicaba a la esgrima y a la gimnasia artística. En el campeonato nacional de esgrima lo conocí; era alto, fuerte, muy atractivo, su pelo dorado y suave, sus ojos azules, era perfecto. Se me acerco y me dijo "eres increíblemente hermosa", yo me ruborice por completo. Después de eso nos vimos muchas veces, y a los pocos meses nos hicimos novios. Nos casamos el día de mi cumpleaños, mis veinte cumpleaños, y el mejor regalo fue el pasar por el altar vestida de blanco.

–. ¿Quién era él?— pregunto Luna sumergida en el relato.

–. Sebastian Lowhard.

–. Un momento...de eso me sonaba tu apellido, Lowhard, tu marido fue el Capitán Imperial a las órdenes de mi abuelo. Hay un retrato suyo junto al de mi abuelo en la sede del gobierno. Mi padre me hablo mucho de él.

Luna no se había percatado de todo lo que estaba diciendo. Y, aunque Lilika la escuchaba, parecía ausente.

–. Si, el antiguo emperador estaba muy orgulloso de él. Al los diez años de nuestra boda, asistimos a la boda más esperada de nuestra generación, la boda entre el emperador y su bella esposa. Tan solo unos meses después, en Belladona, caímos en un intento de conquista desde Rollmaken. En aquella guerra...tras expulsar a todos los invasores, mi esposo.....falleció.

Luna se compadeció. Conocía la historia del capitán imperial.

–. ¿No volviste a enamorarte?

–. No. Tras perderlo, me pase un año entero llorándolo sola. La única familia que tenía era mi hermana Elisa, una perra asquerosa a la que odiare hasta el día que me muera. Tras eses año, decidí que debía seguir adelante, y me dedique a viajar. Estuve años preparándome y estudiando como para no cumplir mi sueño. Mi esposo me dejo una gran fortuna, y compre el equipo adecuado para viajar y defenderme. Estuve en todo el continente, de norte a sur, de este a oeste, encontré ruinas y, en ellas, encontré todas las reliquias que tengo en mi colección. Las más importantes las entregue al museo. Solo una vez encontré una ruina que se resistió a mi; estoy completamente segura que se trataba de una de las legendarias tumbas de la Diosa Luna.

A Luna se le helo la sangre.

–. Con cada paso que daba, más se alejaba. No sé cuanto camine, solo recuerdo que desperté en un poblado nómada. Viví con ellos medio año, aprendí su lengua, su sabiduría, y yo les enseñe nuestro idioma. Después de mucho tiempo, los consideré mi familia, pero debía marcharme. Viaje treinta años más, fui a los otros tres continentes, conocí su cultura, aprendí sus lenguas, recorrí todo el mundo. Los últimos diez años me quedé aquí, volví, estaba lista para enfrentarme al dolor. Sentía que iba a ser más duro de lo que fue, pero no fue así. Estaba en paz conmigo misma.

–. ¿Y qué hiciste desde entonces hasta ahora?— quiso saber Luna.

–. Bueno, cuando volví, remodele mi casa, y recibí una inesperada visita. Mi sobrina Ninette. Me entrego una carta en la que ponía cosas como "sé que no he sido una buena hermana pero, por mi hija, por favor, perdóname." y luego "mi hija quiere dedicarse a las ciencias como tú, no encontré un lugar mejor donde enviarla".

–. ¿Se quedo a vivir contigo?

–. Si, tenía catorce años y me sentí orgullosa de sus deseos de ser científica. Pero, dos años después descubrí lo que planeaba junto a su madre. Leí una de sus cartas en las que ponía "todo marcha sobre ruedas, la vieja estúpida se está encariñando conmigo, pronto me dejara como heredera de toda su fortuna y, entonces, le suministrare las dosis necesarias del veneno concentrado de Shiaghoran para que la mate sin dejar rastro."

–. ¿Esa hija de **** te enveneno?

–. No llego a hacerlo, la eche a patadas al instante. De eso hace ya ocho años, desde entonces la única persona que ha entrado en mi casa eres tú. Ahora explícame... ¿cómo es eso de que mi marido estuvo bajo las órdenes de "tu abuelo"?.

Luna no sabía que decir, así que solo le enseño aquel extraño brazalete.

–. ¿Te suena este objeto?

Lilika lo observo y se quedo impresionada.

–. Es muy antiguo... ¿qué es?

–. Según el espíritu que lo protegía, se llama Witchblade y es el famoso "Sable de la Diosa Luna".

–. No puede ser...si ni siquiera es una sable.

–. Eso es cierto. El sable ni siquiera era un sable, sino un guantelete.

–. Ahora que lo mencionas, los historiadores escribieron que en la batalla en la que la diosa falleció, esta, portaba su sable con un guantelete que le cubría todo el brazo. Pero no entiendo eso de un sable que es guantelete.

–. Por lo poco que se, este, se transforma en cualquier tipo de arma.
Ha sido portado por muchísimas mujeres, la Diosa fue la última...hasta que me eligió.

–. ¿Pero cómo fue a parar a ti? ¿No se supone que ese artefacto solo pueden tocarlos los descendientes del Rey?

–.porque yo soy Luna Streignard, la verdadera. No me preguntes nada, estoy al tanto de que no me reconoces, nadie lo hace. Mi aspecto lo conservo, cosa que hace más inexplicables las causas de esa amnesia colectiva. El caso es que, mis amigos y yo, esperábamos que este objeto nos ayudara a desvelar la verdad.

–. ¿Pero?

–. Pero ahora resulta que debo encontrar unas nueve gemas. Están escondidas en las ocho tumbas de la Diosa. ¿Podrías indicarme dónde encontrar la que tú encontraste?

Lilika dudo un momento, pero noto la sinceridad con la que hablaba Luna y accedió.

–. Hagamos algo. Ayúdame con el trabajo y así encontraremos mis viejos cuadernos.

Luna asintió y ambas subieron al desván. Estaba lleno de cajas y trastos viejos. Luna no podía creer lo que estaba viendo. Hacía cuatro años que no limpiaba nada. Se pasaron todo el día limpiando y cuando al fin acabaron, se sentaron rendidas en unas sillas. Lilika tenía una jarra de limonada en el refrigerador y la sirvió en dos grandes vasos. Cuando descansaron, subieron de nuevo y revisaron en viejo baúl que no tiraron. Estaba lleno de mapas y cuadernos. Lilika escogió uno, el más viejo.

–. Este fue mi primer cuaderno, aquí tengo escrito donde estaba antes de encontrar la tumba. Estuve en Savage, compre unas cuantas cosas y salí a la selva el día siguiente.

–. ¿Savage, eh? Muchas gracias. Ahora solo tengo que encontrar un modo de viajar hasta allí, y alguien con quien dejar a los niños de Paige y Robb.

–. ¿Necesitas ayuda? Si quieres, yo puedo encargarme de ellos.

–. ¿De verdad? ¿Te gustaría?

–. Me encantaría. Acabo de vaciar una habitación enorme, solo necesito comprar unas camas, sabanas, almohadas etc.

–. Sería muy, muy amable por tu parte. Tengo que contárselo a los demás. Muchas gracias Lilika, nunca podre pagarte por esto.

Luna salió muy contenta. Atravesó la ciudad, y llego al refugio.
Paige se sobresalto al verla.

Refugio de los Huérfanos/ distrito Este, Plaza de los cerezos: 
–. Luna ¿estás bien?— pregunto Paige.

–. Tengo buenas noticias. Encontré a alguien que puede cuidar de los niños en nuestra ausencia.

–. ¿De verdad?— pregunto Robb, que acababa de entrar en el refugio.

–. Si, es una mujer que conocí hoy, se llama Lilika Lowhard; es una mujer muy buena.
–. ¿Cómo es que acepto encargarse de los niños?— quiso saber Paige.

–. Es una mujer rica, que no pudo tener familia. Es arqueóloga, por eso me creyó en cuanto le hable del Witchblade. Mañana vamos a ir los tres a hablar con ella para que la conozcan.

Luna estaba muy feliz, poco a poco, su viaje estaba más cerca.

A la mañana siguiente, los tres se dirigieron a casa de Lilika. Vieron que había unos cuantos hombres subiendo camas desarmadas a la casa.

–. ¡Luna! Buenos días... Ellos deben ser Paige y Robb.
–. Así es, soy Paige, un placer señora Lilika. Luna no ha hablado muy bien de usted y no sabemos cómo pagarle lo que va a hacer por nosotros.

–. No te preocupes muchacha, gracias a ustedes voy a cumplir mi sueño de ser madre, o abuela, que viene a ser casi lo mismo.

–. Aun así, encontraremos la forma de devolverle el favor.

Lilika y Paige se miraron a los ojos con gratitud.

–. ¿Qué les dije? Lilika tiene un corazón noble.

Quedaron en llevar a los niños al anochecer.

Mientras:

–. Voy a necesitar uno de estos, kupó.

–. ¿Kyurupó?

Kyurupó se volvió y vio a una moguri acercarse a él.

–. ¿Malúp?— pregunto con voz temblorosa.

–. Kyurupó, hermano, soy yo, Malúp, kupó— dijo la pequeña moguri

–. ¿Qué haces aquí hermana, kupó?

–. Ha pasado algo terrible, kupó. Tu nave, la que TÚ diseñaste, van a hacer algo aterrador.

–. Cuéntamelo todo, kupó.


Más tarde, en el refugio...


Refugio de los Huérfanos/ distrito Este, Plaza de los cerezos: 
–. ¡Lunaaa!, ¡Lunaaaaa!— Kyurupó tenía que contarle todo a Luna, pero no la encontraba.

–. Niños, vieron a Luna, kupó.

–. Si, está en el cuarto de atrás— le contesto una de las niñas— ¿Quien es esta moguri tan bonita?.

–. Es mi hermana Malúp, kupó.

Mientras los niños acariciaban a la nueva moguri, Kyurupó se percato de que faltaban niños y que los que quedaban estaban recogiendo sus pertenencias.

–. ¿Ya se van, kupó?

–. Si, la señora Lilika dijo que ya podíamos mudarnos.

–. Que pronto, kupó...los voy a extrañar mucho...

Kyurupó estuvo a punto de llorar, pero se contuvo.

–. ¿Ya estamos todos listos?— pregunto Luna dispuesta a salir.

–. Luna, tenemos que hablar urgentemente, kupó.

–. ¿Qué pasa Kyurupó? ¿Y quién es esta monada?— Luna se acerco a Malúp para acariciarle la barbilla.

–. Está pasando algo terrible y tiene que ver con..."La Otra".

Al escuchar la palabra, Luna se volvió hacia Kyurupó como un rayo, cambiando su expresión a la misma velocidad.

–. ¿Qué sucede?— pregunto muy seria.

–. ¿Recuerdas que te conté lo de que a mí y a mis hermanos nos llamaron en tu nombre? Bueno, pues resulta que planean construir un barco volador para "La Otra". Yo estaba diseñando uno, pero cuando mi hermano me echo, uso mi diseño y lo entrego como suyo.
Malúp, cuéntale lo que me contaste, kupó.

–. Descubrí que nuestro hermano había cumplido los caprichos de la emperatriz, había aumentado el tamaño del barco. No solo eso, le añadió muchísimas defensas y armas para hacerla indestructible. Llamaron a técnicos de Rollmaken para que los ayude. Trate de razonar con mi hermano, pero me echo a mi también.

–. ¿Qué puede pasar si lo construyen?... ¿Algo terrible?— Luna empezó a preocuparse.

–. Desde siempre, hemos respetado el tamaño máximo impuesto por la Ley de protección del medioambiente, la razón es que, un barco volador, absorbe energía ambiental para funcionar, suelen absorber lo justo para su viaje. Casi no representa un problema para el medioambiente, pero un barco del tamaño del que han empezado a construir, absorbería el doble de cantidad de un barco normal... Por no contar con que el barco equivaldría a diez. Semejante perdida de energía ambiental provocaría desordenes naturales, incluso podría no bastar con energía ambiental, también absorbería energía vital de todos los seres vivos.

–. Es un monstruo... Esa hija de **** es un monstruo.

Luna se sentía muy impotente. Sintió ganas de matar...pero ¿era un sentimiento suyo o del Witchblade?

–. Lo bueno es que tardarán muchísimo tiempo en construirlo...si tenemos suerte, tú volverás a ser quien eras para entonces, kupó— la consoló Kyurupó, tratando de que no se rindiera.

–. Tienes razón, volveré a ser la emperatriz y acabare con esa monstruosidad— Luna recupero su estado de ánimo normal— ahora tengo que encargarme de llevar a los niños a casa de Lilika.

–. ¿Y yo, que voy a hacer?— pregunto Malúp preocupada.

–. Ven conmigo, seguro que Lilika va a necesitar ayuda.

Más tarde, todos se marcharon a casa de Lilika. Esta recibió a los últimos niños con la misma alegría que a los anteriores.

–. Lilika, necesito pedirte un último favor— le dijo Luna.

—. Dígame su excelencia.

–. Esta moguri fue expulsada de su clan y necesita donde quedarse...

Malúp la interrumpió....

–. Soy muy trabajadora, si tengo que limpiar, limpio. Si tengo que cocinar, cocino.

–. Me vendría muy bien un poco de ayuda— dijo Lilika con una encantadora sonrisa.

–. Lo hare gratis todo como agradecimiento— dijo Malúp contenta, girando a su alrededor.

Cuando todos los niños entraron en la casa, Lilika y Malúp se quedaron fuera con nuestro grupo para despedirse.
Paige ya no pudo contener las lágrimas. Robb se hacia el fuerte.
Luna y Kyurupó se conmovieron. Luego se marcharon en dirección al refugio, ahora vacio.
Luna deseo que todo haya valido la pena.
Ya solo queda una cosa para viajar, y Luna no se va a rendir.

Fin capitulo 8...

Próximo capítulo...: capítulo 9: El Sexy Pirata de Mar y Aire